Siempre fui una persona acostumbrada a dormir poco, entrecortado, pero dormía; últimamente estoy transitando por una etapa en la que tengo el "sueño cambiado". Si duermo la siesta o me acuesto temprano a media noche ya estoy despierta.
Me enteré que a causa de todo lo que esta pasando con la cuarentena a muchas personas le pasa lo mismo
“La
pandemia generó un cambio brusco de hábitos y tener que adaptarnos a éstos
puede hacer que nuestro horario de sueño quede totalmente cambiado…. El aislamiento,
la ansiedad, los miedos al contagio, a la economía, el stress que todo esto provoca,
hace que cueste conciliar el sueño, por lo tanto, se produce el insomnio”- me
dijo un médico amigo al cual consulté el día que me llamó por video-conferencia
para ver cómo estaba.
Según distintas
fuentes, el insomnio, puede
manifestarse como una dificultad para conciliar el sueño (insomnio
inicial), despertarse frecuentemente durante la noche o despertarse muy
temprano por la mañana, antes de lo planeado (insomnio terminal) y que, según
la duración del problema, también puede dividirse en distintos grados.
Mi amigo me
explicó:
-El sueño tiene dos reguladores que se ven
alterados con el covid-19. En primer lugar, tenemos la exposición anómala a la luz:
como mucha gente se está exponiendo más a la luz artificial que a la solar, y
esta puede estar presente independientemente de la hora del día, el cuerpo
pierde las referencias en las cuales se apoya para que el cerebro sepa en qué
momento debe gastar energía, y que dentro de doce o catorce horas llegará el
momento de dormir. En la persona que tiene insomnio este mecanismo no funciona.
En segundo
lugar, el cansancio en el transcurso
del día, generalmente, nuestro cuerpo se mantiene activo y cuando llega la
noche siente la necesidad de descansar. Pero si hacemos menos actividad física
porque estamos encerrados, eso incidirá en nuestro sueño".
Y continuó:
- Otro fenómeno que presentan las
personas con insomnio es el trastorno por
pesadillas que ocurre cuando el contenido de los sueños es muy
realista, muy vívido, y reflejan situaciones que nos producen ansiedad.
Situaciones desagradables en las que nos cuesta escapar de un sitio, hay un
enfrentamiento o una pelea. Este trastorno se ve agravado cuando hay situaciones
en nuestra vida diaria que aumentan nuestros niveles de estrés y ansiedad. De
alguna manera nuestro inconsciente lo plasma en nuestros sueños”.
En un momento de nuestra conversación él me había mencionado que también
se produce una alteración de nuestro
ritmo biológico y le pedí que me lo aclarara:
- “Es sencillo – me dijo- hay personas
que “se abandonan"; piensan que como no tienen que salir de casa, se quedan todo el día en piyama. Esto produce
una desorganización de los hábitos diarios. Puedo hacer las cosas cuando
quiera: me despierto cuando quiera, me acuesto cuando quiera, como cuando
quiera…y esto al final vuelve loco al ritmo biológico interno”. - Le conté que
hacía unos días había recomendado en mi blog que si te tenías que sentar a
estudiar o trabajar lo primero que tenías que hacer era sacarte el piyama
- “Perfecto, porque así ya vas dándole a
tu cerebro las órdenes para organizarse”.
Seguimos conversando y me contó que otros padecen del fenómeno
de atención dividida que es cuando los recursos están
separados entre lo que quiero hacer en este momento (trabajar, cuidar a mi
familia, llamar a mis amigos) y el querer estar informado de lo que ocurre en
el mundo (con el coronavirus, por ejemplo)". Experimentando impotencia
ante lo que está ocurriendo, porque la sensación de no tener el control es muy
fuerte. Obviamente me sentí identificada.
La charla
estaba sumamente interesante. Me confió que últimamente era común observar los estados de ánimo alterados. - Pero
si eso, ya pasaba antes de la pandemia, le dije-. “No,
no lo digo por la violencia, yo te hablo de la gente común, hay un decaimiento,
una tristeza, una pesadumbre que se va apoderando paulatinamente de nosotros o
de nuestros familiares, amigos o vecinos a quienes la inactividad, el no poder
desconectarse porque el ambiente laboral se funde con el doméstico”.
Pensé en cuantas personas me dijeron en este último tiempo: "Aunque
estoy trabajando en casa y me estoy ahorrando el tiempo que tardo en llegar a
mi trabajo, en realidad tengo que hacer más trabajo que nunca”. Es que, según
los especialistas los efectos de la cuarentena conllevan a un proceso de deterioro paulatino - ": Al
principio la gente está en un estado de alerta y de reaccionar rápido, pero
después empieza una fase de desgaste"- me dijo mi amigo el doctor, que se
quedó pensando recordándome a la estatua de Aguste Rodin.
- “Sabes qué pasa? –continuó sin esperar respuesta - Ya no sólo se trata
de la dificultad para conciliar el sueño, sino también para mantenerlo, como te
pasaba a vos ¡Cuántas veces lo hemos hablado! Podemos despertarnos varias veces
durante la noche porque el nivel de activación que tenemos durante el día es
muy elevado. Al no estar tranquilo, los micro-despertares que ocurren entre
cada ciclo del sueño se hacen más conscientes. El despertar precoz, consiste en
despertarse antes y no poder volver a conciliar el sueño por el resto de la
noche.”-No pude negarlo, años padeciendo de lo mismo por un grado de stress que
para bajarlo me tendría que haberme ido a una isla desierta. “Evitar el stress
laborar y familiar” me habían dicho el especialista, como si fuera tan fácil.
Le conté a mi amigo que había leído un artículo donde especialistas en
psicología decían que era fundamental que durante la pandemia se regulasen los
pensamientos negativos como: Me voy a contagiar, me van
a despedir, vamos a estar un año entero en cuarentena", porque son ideas
que nos pueden provocar mucha zozobra y que afectan nuestro bienestar y nuestro
patrón del sueño.
-Por supuesto- me respondió-son cosas que no han ocurrido, tenemos que
intentar centrarnos en lo que está ocurriendo: estamos en casa, estamos bien,
tenemos comida, no me han notificado nada malo del trabajo, reflexionar y apelar
a la reestructuración cognitiva, es decir, basarse en datos objetivos y reales,
ser realistas. La manera de afrontar los pensamientos, no es igual durante el
día que durante la noche, que es cuando estamos con las defensas más bajas y
vemos todo más negro, lo mejor es frenarlos para poder pensar en algo agradable
y poder descansar”.
Por la ventana veo asomarse los
primeros rayos de sol, sin quererlo se nos ha pasado la noche.
María Alejandra Ahumada
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